La concentración del bebé

3.12.16

Quizás sucede porque vivimos sobre-estimulados, apurados y nosotros, adultos, no sabemos bien cómo disfrutar del silencio y la contemplación, estamos desacostumbrados… 
A lo mejor es porque tenemos temor a que "se sienta solo" o "abandonado"… 
También es cierto que somos muy habladores y nos resulta difícil permanecer callados si hay otra persona presente, algún comentario tenemos que hacer… 
Puede que se deba a que los amamos tanto que nos ponemos intennnsos con la demostración… 
Y seguro que si buceamos un poco más, también hay un golpecito al ego ("no sé si se la banca solo pero... emmm, prefiero la duda")… 
Los motivos pueden ser varios (o todos) pero lo cierto es que nos cuesta MUCHÍSIMO no interrumpir a los bebés. 

Lo vemos ahí, tranquilo, mirando sus dedos, moviéndolos lentamente, descubriendo su mano y vamos entonces: "ay, la mano, ma-no, qué linda manito, chauuu, hola" y le mostramos la nuestra y la hacemos bailar y la cerramos y la abrimos y la volvemos a guardar… 

O empieza a jugar con una sílaba, "paaa-paaa-paaa" y ahí estamos nosotros… "Paaa, paaa, pa-pá… ¡Estás diciendo ‘pa-pá’!… Paaa-paaa".
O nos mira y nos dice "taaa-taaa" y respondemos, "ay, ¡quiere hablar! Aaajjjjjooó, aaajjjjjooó"(¿Por qué le decimos "ajó" a tooodooos los bebés en cualquier situación?)

O cuando está con un pañuelo al que que mira, chupa y aprieta, como a nosotros nos resulta aburrido tener un pedazo de tela en la mano, le ofrecemos otra cosa "más divertida" con sonido y lucecitas multicolores...

O después de varios intentos, logró pararse por primera vez y en lugar de contemplar el hito, lo distraemos para que mire a la cámara así sale sonriente en la foto…

¡Nos falta timing! ¡Pobres, chicos!

Y no creo que tengamos una intención fea, eh… ¡Es de emocionados! Sí, nos copamos, queremos participar, estar presente, involucrarnos, alegrarnos, compartir los momentos, la ternura nos inunda…
Pero en esta entrada, queridos y pasionales lectores, veremos porqué estaría bueno que hagamos un esfuerzo por controlarnos
Sabemos que la presencia del adulto es fundamental, la contención afectiva, les brinda seguridad emocional pero a veces, en este afán de colaborar y de vincularnos con el bebé, caemos en una sobre-intervención y ellos necesitan ratos* de conexión con su actividad, sin interrupciones

*Ratos: Estamos hablando de períodos en el que el bebé se concentra de manera natural… No de dejarlo solo "para que se concentre", o de alejarnos porque sí, o de simular alguna situación… Sino de captar cuándo está de más la intervención. 

Veamos...

Cuando logramos establecer un vínculo afectuoso con un bebé, para él nos convertimos en una persona de referencia… Entonces es frecuente que responda con interés a cualquier propuesta lúdica que le hagamos.

Por ejemplo, en la Sala, si yo comienzo a cantar, todos los bebitos al reconocer mi voz, (estén donde estén) giran su cabeza para mirarme y escuchar con atención. Ellos responden ante una intervención y eso es signo de comunicación y de interés por lo que sucede.

Peeero para atender a la nueva propuesta, tienen que abandonar la actividad que estaban realizando… 


Y antes de continuar me gustaría diferenciar entre un bebé concentrado y un bebé que nos está expresando alguna incomodidad o como escuché por ahí: "aburrido". (Lo pongo entre comillas porque tengo la convicción que naturalmente no existe el aburrimiento durante la infancia. Para los bebés, el mundo entero es novedoso, tienen tooodo por descubrir… Y se maravillan en lo -para nosotros- "simple". Y cuando son un poco más grandes, el aburrimiento y esa molestia, son motivaciones sanas que desembocan en acción: El aburrimiento es el gen de la creatividad.)

El bebé concentrado está atento en su actividad, fija la mirada. Se percibe que cada modificación está siendo observada y registrada con detalle. Permanece sereno y sus movimientos suelen ser lentos, suaves y repetitivos. A veces hasta se nota un esfuerzo por controlarlos o perfeccionarlos.  

Ay, espero que nadie se ofenda con esta confesión: muchas veces, cuando veo a algún bebé manipulando con atención algún objeto, o el esfuerzo que hace para recuperarlo cuando se le escapa de las manos, o la seriedad con la que se lo acerca a los ojos y a la boca… automáticamente me acuerdo: My precious! y se me viene la imagen de Gollum, el personaje de El Señor de los Anillos.

Si vieron o leyeron la historia, sabrán que más allá de ser un personaje bastante perturbador y hasta oscuro (claramente, mi evocación no tiene que ver con nada de eso), tiene un comportamiento característico que en la exageración, resulta memorable…

Gollum, observa el anillo con un asombro desbordado, desea poseerlo con obsesión y se lo acerca para mirarlo bien y autentificarlo… El vínculo particular que tiene con el objeto, hace que mientras lo manipula o lo observa, toda la realidad que lo rodea se ponga en pausa… Hasta Frodo deja de existir. 

Y más allá que las motivaciones sean diferentes (Gollum tiene terrible prontuario), algo parecido sucede cuando un objeto llama la atención de un bebé. En esa exploración está recibiendo tanta información novedosa y sorprendente que el bebé se concentra para conocerlo y admirarlo.

Totalmente distinto es un bebé que se encuentra incómodo: emite quejidos, tensa el cuerpo, frunce el ceño, patalea pero no por exploración corporal, sino por bronca, enojo o impotencia.

Y si un bebé está molesto, interrumpimos, por supuesto. Hay que hacerse presente lo más rápido posible y acompañarlo para resolver su malestar. Y si lo que necesita son mimos o un rato a upa, se lo brindamos. Le ofrecemos contención y atención plena: estoy acá, estoy con vos.

Pero si un bebé está concentrado, evitaremos interrumpirlo innecesariamente

Y así le estaremos demostrando:


SU DERECHO A DESCUBRIR

Cada uno tiene derecho a conocerse, descubrir las posibilidades de su cuerpo y del mundo que lo rodea por él mismo. Desde su propia mirada, desde sus propias sensaciones, desde la experimentación, desde sus intereses, motivaciones, desde SU lugar. Cuando nos vamos anticipando a todo lo que acontece, o nos entrometemos, o comentamos, o nos adelantamos, le estamos opacando su propio disfrute. Como si le diluyéramos la experiencia. Es injusto. Parecido a cuando nos espoilean una serie que venimos siguiendo hace meses. Nos molesta que nos cuenten lo que pasó, queríamos verlo nosotros cuando estuviésemos preparados para verla

RESPETO Y VALORACIÓN

TODO lo que naturalmente hace el bebé, para el bebé es MUY importante. Y así como no interrumpiríamos a alguien absorto en un libro para comentarle algo que puede esperar, tampoco deberíamos hacerlo con un bebé. 
No importa que lo que tengamos para ofrecerle o para decirle sea genial, si él no corre peligro y no es urgente, lo trascendental, en ese momento, es lo que está haciendo
Es una manera de valorar su actividad, su exploración y destacarla como seria e importante

CONFIANZA

Si deseamos que los nenes y nenas crezcan con capacidad de enfrentar desafíos, de unir conceptos, de resolver situaciones y con una autoestima sana, tenemos que ser los primeros en creer en ellos y en su potencial. Si estamos constantemente supervisando y haciendo indicaciones o comentarios, generamos inseguridades, temores (de los que paralizan), resistencia a intentar, a equivocarse, necesidad de aprobación... Tenemos que confiar y entender que las dificultades y su resolución, forman parte de su crecimiento, del aprendizaje.
Es nuestro desafío lograr una mirada disponible, bien diferente a la invasiva que muestra en esta ilustración, el pedagogo italiano Francesco Tonucci:

Viñeta de Francesco Tonucci.

COMODIDAD EN LA INTIMIDAD

Cuando le permitimos al bebé que tenga momentos de exploración en una zona segura y nosotros nos corremos físicamente (dentro de su campo visual pero no al lado, pegoteados) y él disfruta, también está registrando que es lindo y divertido tener ratos para estar "solo"
Esta capacidad que ya se observa en los bebés, es necesaria durante la vida: todos los aprendizajes exigen momentos de concentración intensa y reflexión individual

AMOR SANO

Además de alejarnos (permaneciendo en su campo visual) sería ideal que nosotros también aprovechemos ese momento para hacer algo (y no significa "desatenderlos"). Por un lado porque a nadie le gusta sentirse observado permanentemente, de hecho, solemos inhibirnos si alguien nos mira con insistencia. Entonces, si el bebé está en una zona segura, podemos no invadirlo con la mirada constante
Por otro lado, es parte de la vida real… Además de acompañarlos a ellos, que sin dudas es una actividad prioritaria, atendemos a un montón de cosas. Y es sano que el bebé vea que así como él se concentra en su actividad, nosotros nos concentramos en otras. Y sobre todo que aunque los dos estemos momentáneamente atendiendo asuntos diferentes, nuestro afecto no se modifica. Nos seguimos amando como siempre (y en el "reencuentro" vamos a tener algo nuevo para compartir).

No se trata de "ignorarlos", sino de ser cuidadosos y de disponernos con flexibilidad... Cuando él nos invita, nos hace partícipes, intervenimos... Podemos intercambiar miradas de complicidad, reírnos de algo juntos o sonreírle, responder, hacer alguna preguntaEs muy muy muy importarte hacerle saber que estamos y que vamos a acudir rápidamente si nos necesita.

Y si tenemos que interrumpir que sea advirtiendo, avisando, pidiéndole permiso, haciendo una pausa que dé lugar a su respuesta o a finalizar con la actividad, que se sienta respetado... como lo haríamos con cualquier otra PERSONA

Cuando reflexiono sobre mi rol, siempre llego al mismo punto: Entonces, ¿quién "enseña" a quién y qué?
¡Si son ellos los que nos invitan a detenernos para observar con ojos nuevos lo cotidiano y maravillarnos! 
¿No será que nosotros tenemos que aprender a valorar lo sencillo y simple, a manejar otros ritmos, a disfrutar de lo "pequeño", a asombrarnos…?

Así, como Kayden en este video, la primera vez que salió a la lluvia… 😏




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En una próxima entrada complementaremos esta información... Los bebés pueden concentrarse y animarse a explorar sus posibilidades y las del mundo, cuando tienen bases afectivas sólidas que le brindan seguridad emocional. Sería lindo profundizar sobre el vínculo y los momentos de conexión uno-a-uno, ¿no? 😍 

¡Nos encontramos en algunas semanas! ¡Gracias por pasar!
¡Hasta luego por Facebook!

La bebita de las fotos es Julia, mi sobrina amada. 
¡Gracias a su mamá y su papá, Mica y Seba, por permitirme usar estas imágenes! ¡Los quiero mucho! 💖

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El video es del canal de Nicole Byon en Vimeo

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